Pues habrá que seguir hablando de esas otras películas que no entran
en los géneros habituales del blog pero que merecen ser vistas, y más
con los premios Oscars ahí a la vuelta de la esquina. Para comenzar nada
mejor que hacerlo recomendando El lobo de Wall Street (The Wolf of Wall Street, 2013), la última pieza del artesano Martin Scorsese
y un viaje sin concesiones al extremo y desbocado mundo de las drogas,
la prostitución y los corredores de bolsa… aunque solamente de la parte
formada por los que se forran en tiempo récord haciendo no precisamente
las cosas limpiamente. El lobo de Wall Street es de paso un nuevo avance, otro más, en la madurez como intérprete del gran Leonardo DiCaprio,
actor que merece la pena ser disfrutado una y otra vez hasta que se te
sequen las retinas aunque, siendo realista, ya no le queda nada por
demostrar y con cada papel que se echa a la espalda deja claro que es de
lo mejorcito que hay hoy en día en el starsystem conocido. Pura maestría.
Basado en una obra autobiográfica, El lobo de Wall Street cuenta la vida y obra de Jordan Belfort,
un agente de bolsa que debido a su gran conocimiento del medio, y sus
ansias por medrar, acabó dominando el mercado bursátil durante parte de
los años 90 aunque, como ocurre de vez en cuando en estos casos, sacando
provecho de métodos poco morales y mucho menos legales. Belfort vivía al límite y eso implica poder absoluto, algo por que lo Scorsese siente fascinanción vista su carrera cinematográfica. En el fondo, que digo fondo, en el más amplio sentido de la palabra, Belfort
es el amo, un ser superior que se muestra rutilante e imponente por
encima del resto de mortales que le adoran e idolatran. Más todavía, Belfort
es esa especie de dios del mal vestido con los mejores trajes, de ser
despreciable que maneja y al que le gusta que le riendan pleitesía. Ese
mal, ese poderío, esa superioridad que supura Belfort es algo que Scorsese
disfruta rescatando y mostrando al espectador como ya demostró, aunque
en otro rango de villanía y personajes, en muchas de sus anteriores
películas. Casino (1996), Infiltrados (The Departed, 2006), Uno de los nuestros (Goodfellas, 1990), El cabo del miedo (Cape Fear, 1991) o Gangs of New York (2002) cuentan todas ellas con este estereotipo de rey villano que de form sobrada se impone a los demás con magnificencia. Jordan Belfort es el nuevo Frank Costello, el Bill "The Butcher" Cutting de Wall Street o Sam "Ace" Rosthein de parquet bursátil.
Y ahí está la genialidad de El lobo de Wall Street, Scorsese
genera un nuevo modelo de villano, uno que ya hemos conocido en otras
cintas y documentales, o incluso en las noticias que vemos a diario por
televisión, pero sacando a relucir su lado más frívolo y extremo… en
este caso un día a día rodeado de drogas, prostitutas, excesos y locuras
varias. Pero eso si, Jordan Belfort, y la marabunta de
chorizos que le acompañaban, aquí no se venden como tipos deleznables,
que lo son, rastreros, que lo son, o ladrones, que lo son. Scorsese
opta por tomar otra camino, uno mucho más divertido y repleto de
momentos cómico-épicos surrealistas, y viste a la mona con sus mejores
sedas, aportándole un genio y una dulzura que llevan a Leonardo DiCaprio, y a gente como Jonah Hill,
a un nivel de encanto entrañable y, no lo vamos a negar, hasta
deseable. Que tire la primera piedra el que no haya disfrutado viendo
los excesos de Belfort y compañía y haya pensado… en fin. Eso si, es tal la bajeza moral de los actos cometidos que menos mal que Martin Scorsese
se saca de la manga una obra de este calibre donde, nuevamente, decora
lo peor de la sociedad como un aspecto hasta apetecible. Así uno hasta
se regozija con los antojos de Belfort, con sus magreos
sexuales y sus probaturas lisérgicas. Porque te lo pasas pipa viendo la
vida de este personaje, si bien una vez devorada la película da para un
buen rato de charla sobre lo nauseabundo que fue este fulano que vivió
al límite a costa de otros muchos a los que pisó, detrozó y humilló sin
si quiera despeinarse.
Pues eso, El lobo de Wall Street está ahí para ser recordada, para tener al lado de las otras obras de Scorsese, y para disfrutar una y otra vez de es pedazo de actor que es Leonardo DiCaprio o de Margot Robbie (esto tenía que decirlo), un sucedáneo de aquella Ginger McKenna que en parte manejaba la vida del pobre Sam Rosthein.
¿Tres horas de metraje? Si, un poco extenso y con algún que otro
momento un pelín pesadito, pero una cosa compensa a la otra y los años
de perfección de Uno de los nuestros, Casino o la reciente Infiltrados ya han pasado, aunque al 95% siguen más que presentes en El lobo de Wall Street.
martes, 21 de marzo de 2017
martes, 14 de marzo de 2017
FAST & FURIOUS
Un año más tarde del que debería haber sido su estreno, Furious 7 aparca por fin en las pantallas de todo el mundo por todo lo alto: es más absurda, divertida y entretenida que nunca. Dando
rienda suelta 'a todo gas' a su característica sobredosis de
testosterona, la séptima película de la franquicia es pura diversión en
la que la inverosimilitud es pretendida y descarada y su mejor forma de
hacer reír al público pasa, primero, por saber reírse de uno mismo a carcajadas.
Furious
7 no engaña a nadie. Ni promete diálogos filosóficos más allá de "tú
eres mi familia y amigo" ni da vueltas para recrear el realismo de una
persecución callejera. La película, dirigida por James Wan y protagonizada por Vin Diesel, Paul Walker, Michelle Rodríguez, The Rock, Tyrese Gibson y Ludacris, es una exagerada absurdez de principio a fin sin otro objetivo que enganchar y divertir
a golpe de coches voladores, acrobacias o chistes en el 90% de los
diálogos. Todo ello contenido en un guión que, sin más pretensiones que
la burla de sí mismo, funciona con cohesión y fuerza consiguiendo que
las dos horas y media de metraje viajen a toda velocidad.
Y a pesar de todo, el esfuerzo para estrenar Furious 7 fue
titánico y dramático. Por ironías de la vida, el fallecimiento en un
accidente de coche de Paul Walker, uno de los
protagonistas de la franquicia, paralizó el rodaje de la séptima entrega
de la saga por tiempo indefinido. Con una buena parte de sus escenas
sin grabar, el equipo tuvo que buscar la fórmula para salvar a un
producto que parecía estar condenado al fracaso, lo que conllevó dar un giro completo al guión y encontrar la manera de culminar con dignidad el trabajo que comenzó Walker.
El resultado es un guión que no se nota forzado en una curiosa combinación
entre los elementos que caracterizan a Fast & Furious con un
homenaje al actor fallecido. Sin perder su coherencia y equilibrio, la
película es, en esencia, un último adiós a Walker, que revive en
pantalla a través de un increíble trabajo digital, dobles y tomas que habían sido desechadas,
y que permite al intérprete despedirse con una emotividad -que no
sensiblería- que deja incluso al menos aficionado a la franquicia con un
nudo en la garganta.
Furious 7 es el punto y aparte de una etapa, pero deja claro que seguirá dando mucha guerra a ritmo de reggaeton y hip hop. Es un delirio de película que le conviene evitar si lo que busca es una cinta con profundidad
pero que cumplirá con creces sus expectativas si es un incondicional de
la fraquicia o si solo busca sentarse en un asiento, pasarlo bien y
olvidarse del mundo durante dos horas frenéticas.
DEADPOOOL
Dicen que hay que renovarse o morir, y
está claro que de un modo u otro, al género de superhéroes le queda
mecha para rato. Por un lado los personajes de la DC comienzan este año
una andadura que, si tenemos un poco de suerte, nos dará años de
películas individuales y grupales en la gran pantalla con nuestros
personajes favoritos, ya sabemos que con un tono mucho más maduro y
menos para todos los públicos de lo que ya se ha convertido la fórmula
de Marvel. Pero por otro, cuando parece que la citada fórmula de la
Marvel comienza a perder fuelle (aunque obviamente no en taquilla),
aparecen de forma paralela productos diferentes, arriesgados y con un
tono absolutamente atípico en este género. Como por ejemplo, Deadpool.
Lo primero, es difícil para mí considerar Deadpool una película de superhéroes,
si bien su protagonista es un personaje de cómic. Casi me arriesgaría a
considerarla una comedia gamberra con mucha acción, gore en su justa
medida y un sentido del humor que es el 50 por 100 de su éxito. Muy al
estilo de Kick Ass, por poner una comparación. No porque
su prota sea un tipo con mallas y máscara tiene que ser un héroe, ni su
película englobarse en el mismo género que los Vengadores o Superman,
con las que poco tiene que ver.
Dicho esto, es innegable que Deadpool da lo que promete.
En todos los sentidos. Si bien es una historia que requiere de narrar el
origen del personaje, la cinta entra directamente al trapo y el origen
se cuenta en forma de flashbacks aprovechando que este personaje tiene
la capacidad de romper la cuarta pared y dirigirse a nosotros sin
tapujos, para explicarnos lo que nos estamos perdiendo o simplemente
para hacernos partícipes de sus pensamientos. Así, libre de ataduras, la película va a lo que va desde la superhonesta secuencia de créditos iniciales
en la que no deja títere con cabeza ni entre sus actores, productores,
guionista o director. Pero pese a que la acción constante y el humor
cafre son los dos mejores puntos de la película (la broma sobre Liam
Neeson y la saga Venganza, simplemente me mató), tampoco engañaban a nadie cuando decían que Deadpool es una historia de amor. Vale, sí, queda muy soterrada entre la sangre y el cachondeo, pero la historia de amor está ahí, funciona perfectamente y de hecho es el eje de la trama.
Y sin edulcorantes, ojo, porque lo mismo se sueltan un "te quiero" que
se ponen finos a darle a la mandanga. Todavía estoy flipando con la
escena de Reynolds a cuatro patas. Si eso no es amor, ¿qué lo es?
Pero por encima de todo, lo mejor de Deadpool es un Ryan
Reynolds que no podemos decir que esté en estado de gracia porque este
actor da para lo que da, pero de una cosa no hay duda: nació para ser Deadpool y se ha estado entrenando progresivamente en todas sus películas anteriores. ¿Recordáis el humor gamberro de su personaje en Blade Trinity? Puro entrenamiento. ¿El toque cómico de su Hal Jordan en Green Lantern?
Más entrenamiento. Y tanto entrenar culmina aquí, en un personaje que
se ríe de sí mismo, del género, del tío que protagoniza la peli, de su
filmografía, y de la madre que los parió a todos.
Con semejante batiburrillo de géneros y de estilos, es imposible que no salgas del cine con la sensación de no haber pasado un rato cojonudo.
Ahora, ¿es la obra maestra que muchos quieren vendernos? Pues hombre,
no... es lo que es, y como lo que es funciona a la perfección. De ahí a
que sea "el nuevo rumbo a seguir en cine de superhéroes" o "la
reinvención genuina de un género en claro declive" (os lo prometo, he
leído estas críticas por ahí), va un mundo. Pero cada personaje debe
tener su estilo, su momento, su tono y su protagonista, y lo que está
totalmente claro es que con Deadpool han acertado con los cuatro. No os la perdáis.
martes, 7 de marzo de 2017
AVATAR
Resumen:
Jake, un paraplégico veterano de guerra, es enviado a otro planeta distinto al suyo, Pandora, que está habitado por los Na´vi, una raza humanoide con su propia lengua y cultura. Ambas formas de ver la vida se encuentran y enfrentan.
El argumento nos lleva a una futuro en el que los humanos de la organización RDA extraen recursos del planeta Pandora. Sin embargo los Na, vi unos gigantescos nativos se resiten a ser dominados e invadidos. Los humanos no pueden respirar en Pandora pero si transferir su consciencia a cuerpos inertes de los Na, vi. Esos cuerpos se llaman "Avatar".
Jake, el humano protagonista ocupa un Avatar y ha dedidir si apoya la causa humana o la de los Na,vi.
Opinion
A mi personalmente me ha gustado mucho la raza de los Na´vi, tienen su cultura, su comportamiento, su lenguaje.. y realmente todo es bastante creíble. Aunque el guión es un poco más de lo mismo, te encuentras sumergido en la historia con una facilidad pasmosa. James Cameron es de los pocos directores (por no decir el único y no menos preciar a nadie) capaz de filmar una película de acción y que me quede pegado a la butaca con los pelos erizados.
En fin, simplemente espectacular y unas imágenes de la naturaleza que impactan. La fauna es brutal, me encanta.
Pd: Ir a verla en 3D, ni lo dudéis. Impresionante.
Jake, un paraplégico veterano de guerra, es enviado a otro planeta distinto al suyo, Pandora, que está habitado por los Na´vi, una raza humanoide con su propia lengua y cultura. Ambas formas de ver la vida se encuentran y enfrentan.
El argumento nos lleva a una futuro en el que los humanos de la organización RDA extraen recursos del planeta Pandora. Sin embargo los Na, vi unos gigantescos nativos se resiten a ser dominados e invadidos. Los humanos no pueden respirar en Pandora pero si transferir su consciencia a cuerpos inertes de los Na, vi. Esos cuerpos se llaman "Avatar".
Jake, el humano protagonista ocupa un Avatar y ha dedidir si apoya la causa humana o la de los Na,vi.
Opinion
A mi personalmente me ha gustado mucho la raza de los Na´vi, tienen su cultura, su comportamiento, su lenguaje.. y realmente todo es bastante creíble. Aunque el guión es un poco más de lo mismo, te encuentras sumergido en la historia con una facilidad pasmosa. James Cameron es de los pocos directores (por no decir el único y no menos preciar a nadie) capaz de filmar una película de acción y que me quede pegado a la butaca con los pelos erizados.
En fin, simplemente espectacular y unas imágenes de la naturaleza que impactan. La fauna es brutal, me encanta.
Pd: Ir a verla en 3D, ni lo dudéis. Impresionante.
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